Ambigüedad e indefinición envuelven plan sobre independencia catalana

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La decisión del presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, de aplazar la declaración de independencia catalana para iniciar un diálogo con el gobierno español, envuelve en una atmósfera de ambigüedad e indefinición su proyecto de secesión.

El líder nacionalista sorprendió a propios y extraños cuando hoy martes en el pleno del Parlamento de Cataluña en que se esperaba una declaración de independencia más contundente, ofreció suspenderla para entablar negociaciones para una mejor solución de la crisis política e institucional.

“Como presidente de la Generalitat asumo el mandato del pueblo para que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república”, manifestó Puigdemont.

Sin embargo, agregó que se propone la suspensión de los efectos de esta declaración y de las leyes que dieron lugar a la consulta independentista, “para emprender un diálogo sin el que no es posible llegar al fin buscado” de ser un Estado independiente.

“¿Y ahora qué va a pasar?”, se preguntaban los cientos de periodistas reunidos en la sede parlamentaria, en la que ni siquiera los grupos interesado en la independencia ofrecieron una rueda de prensa para aclarar qué pasos van a seguir.

El resultado fue una declaración que no se votó, un documento firmado con más valor simbólico que jurídico y una sensación de que el proceso independentista pone freno a su marcha con más dudas que certidumbres.

Los primeros en sentir “el jarro de agua fría” fueron los miles de ciudadanos simpatizantes de la independencia reunidos fuera del Parlamento, y en las pantallas colocadas allí vieron cómo se quedaba en suspenso algo por lo que llevan años creyendo.

La base social es uno de los pilares del proyecto independentista, y aun cuando el pleno no había acabado eran miles los reunidos junto al Arco del Triunfo de Barcelona que optaron por guardar sus banderas y retirarse a casa.

El mensaje de los líderes independentistas para la movilización de días recientes en mucho contrastaba a lo escuchado este martes por parte de Puigdemont, que también se fue de la sede parlamentaria sin explicar sus siguientes pasos.

Las primeras críticas llegaron de los anticapitalistas de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), cuya portavoz parlamentaria Anna Gabriel aseguró que no se puede anular la voluntad de dos millones de personas y que quizá se ha perdido la oportunidad de avanzar hacia la independencia.

Los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, y de Omnium Cultural, Jordi Ciuxart, declararon tras el pleno que Puigdemont debe cuidar los plazos que ofrece a la negociación para no prolongar el tiempo de espera de reconocimiento de la declaración de independencia.

Las reacciones de estos grupos que apoyan la independencia contaron con el silencio que los miembros del gobierno mantuvieron durante las horas en que se realizó el pleno y la posterior firma del documento de declaración.

El texto que respaldan los diputados independentistas no ha sido sometido a votación del Parlamento, y ni siquiera ha sido registrado para su circulación entre los parlamentarios, por lo que es poca la validez jurídica otorgada hasta ahora al mismo.

En tanto, la respuesta del gobierno español llegó en voz de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, quien anunció que este miércoles se realizará una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para decidir con qué medidas legales se responde a lo ocurrido en el Parlamento catalán.

“El discurso que ha hecho hoy (Puigdemont) es el de una persona que no sabe dónde está, a dónde va y con quien quiere ir”, aseguró.

 

Fuente:Notimex/Foto:Archivo/JAC

Editor: Redacción xeu
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