La noche más oscura de Vega de Alatorre con entrada de "Franklin"

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Vega de Alatorre.- A las 23:30 de la noche del pasado miércoles, un estruendo cimbró al pueblo y la luz se fue, era el anuncio de la entrada de Franklin como huracán categoría I a la zona.

El cielo y las calles se convirtieron en un agujero negro que auguraba la entrada del meteoro, el último en siete años.

Fue la noche más larga y más oscura que los habitantes recuerden. Horas antes, a cuenta gotas, empezaron a llegar algunas personas al ayuntamiento municipal que se activó como albergue.

Ahí estaban Marina Hernández y Aurelia Salvador, de la colonia La Diana Baja, ubicada apenas a tres cuadras del río Colipa, que atraviesa el pueblo, huyeron cuando el viento ya fue insoportable y los cedros cayeron frente a sus ojos en casa de la vecina.

“El árbol abrazó la casa de Doña Mago, quebró el techo en dos, de suerte que no la aplastó, a ella no le tocaba”, relatan.

En medio de la noche también llegó al albergue la familia Álvarez, que venía viajando desde el puerto de Veracruz hacia Naranjos, pero a mitad del camino la camioneta donde viajaban tres niños y dos adultos empezó a moverse por los fuertes vientos.

“Vimos como el transformador tronó, y no quisimos arriesgarnos, preguntando llegamos al albergue”.

A las 12:40, el viento arreció, la lluvia se convirtió en remolinos que golpeaban las puertas y ventanas endebles del ayuntamiento, dentro y fuera el personal de protección civil, la prensa y los albergados se mantenían a la expectativa: “¿Ya está tocando tierra?”, se preguntaban.

Luego se sabría que Franklin tocó tierra cerca de Vega de Alatorre, en la población de Lechuguillas, con vientos de hasta 154 kilómetros por hora.

Dentro se escuchaba el desastre, los anuncios y los árboles caer y azotar, los ruidos dejaban adivinar en lo que las calles se convertirían en próximas horas.

En medio de la emergencia protección civil trataba de organizarse con vehículos para atender el llamado de comunidades en zona de riesgo.

En vehículos particulares fueron hasta las comunidades a intentar en medio del huracán rescatar a personas en riesgo, pero no lo consiguieron.

El operativo de Marina y el Ejército anunciado en sesiones de Protección Civil no se vio en las calles durante la madrugada de la contingencia. El alcalde hizo el reclamo: “No nos dejen morir solos”, las colchonetas resultaron insuficientes, y el albergue improvisado se inundó.

Así fue como a las dos de la mañana, ancianos, niños y mujeres, fueron trasladados en medio de la lluvia a otro albergue, en la telesecundaria.

Unas 80 personas fueron albergadas ahí, pero nadie durmió, tirados en el suelo o sentados en las butacas esperaron a que empezara a clarear para salir cada quien rumbo a su destino.

Este jueves el panorama fue distinto, aunque el huracán dejó daños en más de 300 casas, solo fueron destechamientos, lo más grave quizá fueron los daños a cultivos.

Desde temprano, los habitantes con machete en mano iniciaron con la tarea de cortar árboles y abrir nuevamente el paso en sus comunidades, y comenzar con la reparación de sus viviendas.

Fuente AVC/fcf   Foto: Archivo

Editor: Redacción xeu
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