Indígena veracruzana queda en libertad tras 11 años de prisión en Zongolica

Imagen Indígena veracruzana queda en libertad tras 11 años de prisión en Zongolica

Zongolica, Ver.- Reyna Panzo Panzo, fue liberada tras 11 años y cinco meses de prisión en el cereso de Zongolica. Apenas unas horas antes fue notificada de su libertad. En principio no lo creía, pero  fue llevada ante el Juez Mixto de Primera Instancia y ahí firmó para obtener su preliberación.

Acusada de homicidio doloso,  la indígena nahua fue entregada a las autoridades y condenada a  35 años de prisión, aunque luego de una apelación la condena disminuyó a 20 años de prisión.

Entonces tenía 23 años y un hijo de tres años y dos meses, que tuvo que dejar con sus abuelos paternos. Fue acusada por su padre y su suegra, quienes la atendieron cuando en la letrina de su casa expulsó el producto de un embarazo, todos asumieron que lo había ocultado, , mientras su esposo estaba en Estados Unidos, y  había matado al producto para intentar salir de la situación.

Ella nunca escuchó llorar al producto, nadie  le  preguntó su versión de los hechos, pasaron 22 horas después del parto para que recibiera  atención médica,  Reyna recuerda que la encarcelaron, sin saber exactamente de qué se le acusaba,  fue un interno quien sirvió de traductor por que entonces  ella solo hablaba náhuatl.

Este jueves había hecho sopa para comer, parecía era un día normal, cuando le avisaron “ ahora si te vas”,  en minutos  empacó sus pertenecías en cuatro bolsas y se alisto para salir.

Antes dice, había soñado en dos ocasiones el momento de su liberación, pero no tenía claro cuándo sería, pensaba que quizá pasaría otros tres años en prisión.

Reyna sale  por la pequeña puerta del cereso dos horas después de que el juez notifica el auto de  libertad, a las afueras la esperan dos activistas, Aracely González Saavedra y Adriana Fuente Manzo, de la organización Equifonía AC,  quienes desde 2013 siguen el caso, y solicitaron la liberación anticipada.

Tantos años en la cárcel, hicieron a los elementos policiacos viejos conocidos, todos felicitan a Reyna quien no para de  sonreír, la libertad le abre la puerta a ver a sus tres hijos, buscar un empleo y rehacer su vida, aunque reconoce se enfrenta a lo desconocido.

Reyna camina por la calles centrales de Zongolica donde el mercado satura la mirada, una cámara de televisión la sigue y despierta la curiosidad de los transeúntes, que le observan  sin saber que pisa por las calles por primera vez, tras más de 11 años en prisión.

Está contenta, atrás ha quedado aquel día cuando fue llevada a la autoridad sin entender español, acusada y encerrada sin que nunca diera la versión de los hechos.

Durante años no recibió visitas en el penal , las apelaciones jurídicas a la que tuvo derecho no fueron notificadas  por el abogado de oficio, por lo que   perdió toda oportunidad de defensa.

Pero dentro pudo rehacer su vida, aprendió español,  se enamoró de uno de los reos, y tuvo dos hijos que ahora tienen nueve y tres años, es su familia política con quien ahora puede tener refugio mientras planea empezar su vida laboral quizá de cocinera, o vendiendo servilletas, que aprendió a bordar dentro. 

También cuenta que tras varios años  su verdadera familia fue a visitarla al penal “ Yo les dije que ya iba a salir y mi papá me dijo que iba a venir más seguido”, pero hoy solo su cuñada llega apresurada a recibirla a las fueras del Cereso.

Ir a la cárcel por ser pobre

Aracely González Saavedra, de Equifonía cuenta  que Reyna fue abandonada por su familia tras ser sentenciada por un juez al que además nunca vio directamente.

Su caso, es un ejemplo de la falta de garantías en los procesos legales hacia mujeres que viven en condición de pobreza “Aún sin los elementos suficientes para determinar su culpabilidad fue sentenciada”. 

 Adriana Fuentes, abogada de la organización,  revela que en el caso de Reyna hubo graves irregularidades en el proceso penal como la falta de un interprete, un dictamen de necropsia que no cumple con los protocolos y este no prueba que se hayan hecho pruebas médico periciales para demostrar el producto nació vivo o muerto, y tampoco señala las técnicas utilizadas para llegar al supuesto diagnostico de muerte.

Las autoridades de procuración de justicia no tomaron en cuenta la condición indígena de Reyna, ni el contexto  y no se le brindó adecuada defensa.

A su consideración,  en el marco de la segunda alerta por agravio comparado en Veracruz, la libertad de Reyna es un logro para impulsar la revisión de expedientes de mujeres acusadas de homicidio agravado, y que en realidad sufrieron aborto espontáneos o emergencias obstétricas.

 

Fuente: AVC/pmc 

Editor: Redacción xeu
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